Hace unos días recibí el alta médica. Habían pasado 12 meses desde que terminé el tratamiento de quimioterapia con Pentostatina (imagen) contra la Leucemia de células peludas, una variante extremadamente rara de leucemia. También conocida como "tricoleucemia", se diagnostica aproximadamente un caso por cada 100.000 habitantes por año. A diferencia de otras variantes de leucemia, el pronóstico con tratamiento adecuado es bueno, y la quimio suele funcionar bien en más del 60% de los casos (como en ajedrez, hay también "subvariantes" de tricoleucemia que afectan a un 10% de los pacientes con esta enfermedad y son de tratamiento más complicado. Dentro de la mala suerte, me libré de ese 10%).
La pentostatina es uno de los 2 tratamientos principales que se usan para luchar contra esta leucemia. El prospecto avisa de que en aproximadamente un 3% de los casos, los efectos secundarios pueden ser muy graves, en un tercio de ese 3% pudiéndose llegar a la muerte repentina por parada cardíaca. Es el mayor miedo de los pacientes tratados con esta droga. Sabemos que cuando te están tratando de un cáncer, no es bueno pensar en estas cosas, pero a mí me resulta inevitable: Tienes que aceptar que es una posibilidad.
Regresé a España en diciembre de 2014. No había venido a despedirme de mi gente en España, al contrario, había (he) venido a quedarme. 16 meses después, en una analítica habitual, me detectaron valores fuera de lo común en plaquetas y leucocitos. Posteriores análisis así como una biopsia de médula ósea se confirmó...
Siempre he sido de naturaleza optimista, incluso en las situaciones más deprimentes, por algún extraño motivo -que yo achaco a la genética, seguramente me viene de mi padre. La otra opción es que sea un inconsciente o tenga la mentalidad de un niño, que reconozco que es también una posibilidad. - no me deprimo y de alguna forma tiendo a aceptar la brevedad de la vida y que al fin y al cabo, nuestra existencia es tan sumamente breve que cuando hemos aprendido a disfrutar de lo que tenemos y lo que somos, suele sonar la campana... en mis reflexiones para aceptar la inevitabilidad de lo inevitable, me reconfortaba pensar que ese "viaje a la nada", también lo habían hecho grandes personajes de la historia, o simplemente miles de millones de seres humanos antes que yo, y que por tanto tampoco había que ser demasiado dramático sobre el tema. Esa aceptación te hace más fuerte porque puedes centrarte en cosas sobre las que sí que tienes algo de control en tu vida...
En Agosto de 2016, una hora antes de iniciar una nueva sesión de quimio recibía llamadas en el móvil de mi hermana y mi hermano en Sydney que no cogí porque estaba en la consulta del hematólogo. Cuando salí de la consulta, sabía que no podían ser buenas noticias... había fallecido mi madre en Sydney. Parece que el destino se ponía de acuerdo para golpear en los momentos más duros. No está bien decirlo, pero siempre he querido mucho más a mi madre que a mi padre. Fue mucho mejor persona, y Aurora luchó y trabajó por sus hijos mucho más de lo que le corresponde a cualquier persona que trae a otra a este mundo. Pero ya sabemos que el destino y la justicia nunca se han entendido...
Y aquí estamos ahora, a punto de terminar el 2017. Con nuevas ilusiones y ganas de hacer cosas. Me compré piso en Arcosur (supercontento, barrio supertranquilo, me encanta), llevo idea de trabajar duro en el 2018, hacerme autónomo (aunque casi hace falta hacer un master para controlarlo todo!), volver a potenciar los foros, abrir mi canal en Español de youtube, publicar mi primer cursillo en Udemy (esto en navidades 2017, aunque es en inglés), entrenar a la buena gente del C.A. Rey Fernando y espero que bastantes proyectos más.
¡Un saludo y espero que os animéis a participar en los nuevos foros, están genial, en serio!
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