A veces, para intentar explicar el significado de "eternidad" en su acepción más pura e ideológica, se recurre a la "alegoría del mono con la máquina de escribir", que más o menos va algo así como lo siguiente:
Si a un mono lo pones en una habitación y le das una máquina de escribir, a lo largo de su existencia, es probable que teclee muchas veces las teclas de dicha máquina, aunque no comprenda exactamente qué está haciendo (o quizás no lo comprendemos nosotros!). Pues bien, si fuéramos recopilando las letras que va tecleando a lo largo de su vida, no sería tan raro que, escritas en el mismo orden que las tecleó, hubiera unas pocas palabras con sentido. Bien, unas pocas, pero nada más.
Pero claro, si hacemos lo mismo con la siguiente generación de monos, y exactamente lo mismo con miles de billones de generaciones futuras -recuerda, estamos hablando de una eternidad infinita-, está claro que podría darse perfectamente el fenómeno en que un mono "bate el record de otro anterior" y escribe una palabrica más. Y así sucesivamente. Y como son billones o trillones de generaciones, podría llegar un momento en el que un mono o una sucesión de varios monos hubieran escrito... ¡las obras completas de Shakespeare!.
O a mí se me ocurre otra, (...)
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